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martes, 21 de febrero de 2012

Una respuesta proporcionada

Antonio Moreno, jefe superior de la Policía de Valencia, responde lo siguiente a la pregunta de cuántos efectivos han participado en la dispersión de una movilización estudiantil contra los recortes en educación y, caprichos del destino, contra la fiereza de la represión policial en manifestaciones previas:
<<No es prudente desde el punto de vista de la táctica, de la técnica policial, que yo le diga al enemigo cuáles son mis fuerzas, mis debilidades.>>
Esto lo dice sin atisbo de duda, reafirmándose con dos golpes rotundos sobre la mesa. En su comparecencia afirmó también que la respuesta había sido proporcionada. Eso es obvio: contra el enemigo toda táctica y toda técnica policial puede y deber ser aplicada, máxime cuando se trata de una concentración de este tipo, con tantísimos enemigos reincidentes y para más inri tan variopintos y con tanto vigor vital como los estudiantes universitarios descontentos, los del instituto de la zona que cruzaban para llegar a un examen, un señor de setenta años sospechosamente camuflado de adolescente radical, una periodista de RNE, un reportero de EFE y un fotógrafo de La Vanguardia que con alevosía pretendían transmitir información manipulada, y el diputado de Equo-Compromís Joan Baldoví, que por el delito flagrante de pasear por una calle de Valencia se mereció la táctica combo de empujón disuasorio más porrazo en sendas piernas.
Ya eran de conocimiento común las cargas estándar, los empujones contra coches y muros y las detenciones por manifestarse o ser sospechoso de ello. Ahora además sabemos empíricamente que entre las técnicas policiales más proporcionadas para estas invasiones enemigas, que no soy prudente al revelar, se cuentan también portar armas capaces de lanzar gases lacrimógenos, el disparo de pelotas de goma y la sencilla pero siempre eficaz porrada colectiva en la cabeza, que se ha logrado demostrar efectiva al menos para romper una nariz y dejar en shock a su usuario habitual, que bien se lo merecía por pertenencia a banda armada... esto es, armada de la terrorífica intención de cortar, durante media hora, el tráfico de una triste calle.

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