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miércoles, 15 de febrero de 2012

In saecula saeculorum

Mariano Rajoy, presidente del gobierno, dice por un lado sobre la nueva reforma laboral:
<<Es cierto que van a perder poder las organizaciones empresariales y sindicales, pero es que nosotros tenemos que gobernar para todos.>>
Entiendo que se refiere a las organizaciones empresariales de las PYMEs, porque está claro que a la CEOE no le perjudica precisamente. Por otro lado, afirma que:
<<Todas estas medidas no van a producir efectos en el corto plazo pero estamos sentando las bases para crecer en el futuro.>>
Esta afirmación, tal y como está expresada, es claramente falsa. Efectos en el corto plazo van a tener y muchos, empezando por una rebaja generalizada de los sueldos y un aumento sensible de los despidos procedentes; estimo que lo que pretende decir el presidente, pero se cuida mucho de decir, es que no producirá efectos beneficiosos a corto plazo.

Pero lo que da miedo de verdad es la implicación implícita en ambas afirmaciones. Si las medidas cercenan el poder de los sindicatos (y lo hacen), y sin embargo vamos a tener que esperar al largo plazo para notar sus efectos, ¿no quiere eso decir que el gobierno aprueba (y admite aprobar) el recorte del poder de los sindicatos y los derechos de los trabajadores sine die, por los siglos de los siglos? ¿De verdad esperan que les entonemos el amén?

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