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sábado, 25 de febrero de 2012

Además de puta, apaleá

Alberto Ruiz-Gallardón, ministro de Justicia, afirma lo siguiente sobre los estudiantes que se manifestaron en Valencia:
<<A efectos éticos, lo que no podemos decir es que lo que a un mayor de dieciocho años le consideramos reprochable, esa misma conducta, al margen de que tendrá un tratamiento penal y procesal distinto, esa misma conducta es consentible en una persona por el hecho de que le falten unos meses para cumplir esos dieciocho años.>>
 No voy a entrar ahora en si dichas conductas reprochables existieron o no, ni en si en caso de existir se merecerían el tipo de respuesta policial que se produjo. Ni siquiera voy a entrar en si el argumento del ministro me parece razonable. Lo que sí que voy a hacer es contrastarlo con esta otra afirmación del propio ministro:
<<Vamos por lo tanto a reformar la ley orgánica [...] de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo [...] y también les anuncio [...] que la exigencia del consentimiento paterno en relación a las menores estará incluido en este proyecto de ley.>>
Es decir, que la ética gallardoniana aborda la cuestión de las personas casi legalmente adultas mediante dos sólidos principios:
  1. Cuando queremos controlarlas, son inmaduras e irresponsables.
  2. Si lo que nos interesa es castigarlas, entonces son adultas y plenamente responsables.
Me pregunto qué dilemas no sufrirá el ministro cuando alguna ley pretenda, simultáneamente, controlarlas y castigarlas.

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