Blog de información social y raciocinio político: porque la política también debe ser razonable

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jueves, 12 de abril de 2012

Ajustes de cuentas

Un empresario le pregunta a Luis de Guindos, ministro de Economía, si los presupuestos de 2012 constituyen un ajuste de cuentas con Cataluña. El ministro lo niega y a continuación dice lo siguiente:
<<Como vengan otros a hacer los presupuestos va a ver usted lo que es un ajuste de cuentas.>>
 Nuestro ministro se revela como un maestro de la demagogia: con un mismo mensaje logra amenazarnos y, simultáneamente, hacernos sentir amenazados por un enemigo exterior, ante la presencia del cual debemos por nuestro propio bien hacer piña tras cualesquiera medidas que decida el Ejecutivo tomar. Me deja el señor de Guindos con la boca abierta. Y con los dientes apretados.

Señor ministro: si vienen otros a hacer los presupuestos, más les vale venir con el voto ciudadano bajo el brazo. Si no va a ver usted lo que es un ajuste de cuentas.

domingo, 1 de abril de 2012

Una como mínimo

Wolfgang Schäuble, ministro de Economía de Alemania, se atrevió a decir ayer lo siguiente sobre la huelga española del 29 de Marzo:
<<La huelga general no tuvo bastante apoyo como para impedir que el Gobierno continúe con las reformas, que son necesarias.>>
Bueno, si esta huelga no tuvo bastante apoyo para el Gobierno o para Alemania, tal vez tengamos que probar con la siguiente, o con la siguiente, o con la siguiente...

viernes, 30 de marzo de 2012

¡Peligro! Propaganda gay

Me he quedado un tanto sorprendido al escuchar, en el inestimable canal 24 Horas, que en Rusia está a punto de aprobarse un proyecto de ley contra la propaganda gay entre menores. Más concretamente, dicha ley castigará la propaganda de la homosexualidad y la pedofilia entre los menores mediante multas. Se ve que les parece poco condenar la homosexualidad per se y por eso pretenden también relacionarla con la pedofilia. No veía yo atisbo de ninguna relación entre ambos conceptos pero, tras pensarlo un poco, llego a la conclusión de que se trata en realidad de una astuta ley dirigida contra la Iglesia.

Bromas aparte, la situación en Rusia es preocupante: ser gay estuvo penado hasta 1993 (¡con hasta siete años de prisión!), y la Iglesia Ortodoxa, cuya influencia es bastante palpable por allí, se posiciona activamente contra la homosexualidad. Hasta 2011 (año en que el gobierno ruso recibió una condena del Tribunal de Estrasburgo), las manifestaciones gays en Moscú solían acabar en batalla campal con la policía, porque las organizaciones de homosexuales las realizaban ilegalmente; y las realizaban ilegalmente porque nunca se les concedía permiso para organizar ninguna, ya que el antiguo alcalde de Moscú las consideraba actos satánicos.

Os decía al comienzo de esta entrada que me ha sorprendido la noticia mencionada. Pero no me sorprendía por el contenido del proyecto de ley, sino por no haber recibido la noticia antes, siendo éste un tema tan peliagudo e indignante. Como es fácil que esto haya ocurrido por culpa mía (con tanta huelga y tanta reforma), he visitado algunos periódicos patrios en búsqueda de la susodicha noticia. He aquí los resultados de mi búsqueda. Pero antes something totally different:

Madonna, que iba a dar un concierto en San Petersburgo, pensó primero en cancelarlo como protesta por la próxima aprobación de la ley "antigay", pero luego se lo pensó mejor y decidió que en lugar de eso iba a protestar desde el escenario. Esto, lógicamente, ha hecho que se alcen algunas voces críticas desde los colectivos homosexuales, que piden a Madonna que renuncie al dinero de su concierto, que con eso hará más daño al gobierno ruso.

Y en fin, ¿cuáles son los únicos titulares que he encontrado sobre todo este asunto?
  • En Público:
Nada de nada
  • En El País (sección Gente):
Madonna enarbola la bandera gay en San Petersburgo
  • En ABC (sección Cultura/Música):  
Los gays rusos, contra Madonna
  • En El Mundo (sección Cultura/Concierto): 
Gays y ortodoxos contra Madonna en Rusia
  • En La Razón (sección Gente):
Rusia multará a Madonna si defiende a los homosexuales en un concierto 

Bien podría esto seguir siendo fallo mío: ¿será que soy nefasto encontrando información? ¿Estará el asunto en la portada de las secciones Internacionales de los días pasados, y es que yo no lo veo? Lo dudo, pues ninguna de las entradas periodísticas que cito arriba referencia a ninguna "hermana mayor", como sería razonable que ocurriera si se consideraran noticias derivadas. (No obstante, si alguien me demuestra que estoy equivocado, rectificaré oportunamente).

Es cierto que tanto en El País como en ABC, El Mundo y La Razón se explica el trasfondo del proyecto de ley contra la propaganda gay; pero no es menos cierto que lo hacen desde las secciones de Gente y Cultura, con Madonna y el morbo como protagonistas y con el amarillismo como móvil de la noticia. ¿Dónde queda el propósito de nuestros principales periódicos de informar sobre los temas importantes? ¿Dónde su labor de denuncia social? ¿Es que está la integridad de nuestra información pendiente, en exclusiva, del hilo a cortar del canal 24 Horas?

Para encontrar en Google noticias sobre este asunto con titulares serios y en español (tales como Parlamento ruso alista ley anti gay o Ley rusa contempla multas por propaganda gay) hay que acudir a medios del otro lado del océano. Este hecho no es solo vergonzoso, es además peligroso. Mirar para otro lado mientras se produce la conculcación de derechos fundamentales es un acto de cobardía o de desidia. Mirarla desde una fascinación morbosa es signo de una sociedad enferma.


 

lunes, 19 de marzo de 2012

Retrocesos del presente

La Constitución de 1812 era sexista y religiosa, pero en un aspecto me parece cualitativamente mejor que la Consitución de 1978, que es la que ahora nos rige. Comparen ustedes mismos.

1812. Artículo 13.
<<El objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen.>>

1978. Artículo 98.
<<El Gobierno dirige la política interior y exterior, la Administración civil y militar y la defensa del Estado. Ejerce la función ejecutiva y la potestad reglamentaria de acuerdo con la Constitución y las Leyes.>>

jueves, 15 de marzo de 2012

Un presidente de órdago

Felicitaba yo a nuestro presidente del Gobierno en una entrada anterior, pretendiendo creer que hablaba en serio cuando se plantó ante Bruselas en el objetivo del déficit del 5,8% con estas palabras:
<<Esto es una decisión soberana que toman los españoles y que la han conocido ustedes en estos momentos. A la Comisión se lo contaré en el mes de abril, como a todos los demás.>>
El Eurogrupo contraatacó poco después enviando observadores a España, incidiendo de nuevo soterradamente en las irregularidades de las que surgen las discrepancias entre las cifras de déficit del gobierno saliente y el entrante y, finalmente, exigiendo a España un objetivo del déficit del 5,3% del PIB para 2012. En la reunión en la que se marcó dicha cifra, el presidente del Eurogrupo no pudo ser más tajante:
<<La cifra anunciada anteriormente, un 5,8 %, ha muerto.>>
Hoy el señor Rajoy ha confirmado que sí, que aceptamos la nueva cifra por ser "más racional y asequible". Entristecido estoy (pero lamentablemente no anonadado) por lo efímera que ha resultado ser la soberanía española en asuntos económicos. Puesto que la nueva cifra (5,3%) es completamente arbitraria y viene exenta de una justificación que la racionalice, hemos de concluir que el Eurogrupo nos la impone, simplemente, para demostrarnos quién tiene la sartén por el mango y quién dice aquí la última palabra en materia económica.

Algunos analistas afirman que la jugada de nuestro presidente ha sido inteligente y magistral: en su opinión, mediante el anuncio de que España decidía su propio déficit ha obligado a la Unión Europea a regatear de forma pública para no dar una imagen de crueldad inflexible, y así ha conseguido librarnos del yugo demencial del 4,4% pactado por el gobierno de Zapatero (en otras condiciones económicas). Bajo esta perspectiva, los 5 mil millones extra por bajar del 5,8% al 5,3% no son tales, sino que constituyen en realidad un alivio de casi 10 mil millones en este año (los que se encuentran entre el 4,4% y el 5,3%).

Bien, esto tiene toda la pinta de ser así y desde cierto punto de vista puede tildarse de buena jugada. Pero ese punto de vista conlleva una implicación tremendamente indignante: que los grandes poderes están jugando, con la economía y con nosotros. Cuando nuestro presidente nos anunció el cambio en el déficit tomando como base nuestra soberanía, nos mintió deliberadamente. Su objetivo no era informar a su ciudadanía; su objetivo era jugar un órdago en su partida con Bruselas. Repito, porque los hechos importantes merecen ser repetidos: nuestro presidente salió de una reunión europea, se puso frente a un micrófono y nos hizo creer que su posición con respecto al dato más importante para nuestro país hoy en día era firme, a sabiendas de que no hablaba en serio porque manejaba un objetivo oculto.

Se puede objetar que esta dramatización fue "por nuestro bien", que Rajoy hizo lo que juzgó mejor para los españoles y que su objetivo oculto era legítimo. Quien sostenga esto, antes de manifestarlo en público haría bien en detenerse frente al espejo y decirse en voz alta: "Mi presidente me mintió, pero fue por mi bien".

miércoles, 14 de marzo de 2012

La extrema derecha económica

 Artículo de opinión leído en El País, que suscribo en esencia:
<<La extrema derecha económica
De lo mucho que se ha hablado hasta ahora de la crisis económica hay dos aspectos que resultan sorprendentes: el tratamiento de la economía como una ciencia pura que no admite discrepancias y su carácter aséptico, desvinculado de cualquier ideología.

Parece como si todo lo que nos está pasando sea irremediable, que nadie sea responsable de nada, que nadie sea dueño de su vida y que todos aceptamos resignadamente las consecuencias deshumanizadoras de una enfermedad que nos destruye como personas y como sociedad y que no somos capaces ni de reconocer.

Se intentan obviar las raíces ideológicas de todo lo que nos sucede, cuando no parece absurdo situar el origen de la crisis actual en los mandatos de Reagan y Thatcher y su acentuación tras la caída del muro de Berlín. Mucha gente celebró el colapso del comunismo, incluyendo buena parte de sus partidarios, decepcionados por la deriva totalitaria del sistema.

Entonces hubo un cierto consenso en la creencia de que el único sistema económico mundial viable era la economía de mercado que, mediante unas reglas establecidas, debía conciliar libertad individual y justicia social, libre competencia e igualdad de oportunidades.

Pero pronto alguien se aventuró a anunciar que se había acabado la Historia y se extendió la idea de que también se habían acabado las ideologías. Progresivamente, el espacio hegemónico que hasta entonces habían ocupado las ideologías lo ocupó el dinero, nunca reconocido como ideología. La exhibición del dinero pasó a ser uno de los principales reclamos mediáticos y sociales, la principal forma "de ser alguien".

Llegados a este punto se puede considerar que la raíz de nuestra situación actual obedece a una ideología de una sola idea, la del dinero. No es el capitalismo regulado, sino la forma más salvaje de capitalismo despojado de cualquier aspiración moral que solo responde a los intereses de lo que podríamos denominar como la EDE, la Extrema Derecha Económica. Extrema, por su darwinismo social. Derecha, porque su referente es el dinero. Económica, porque se estructura en base a un mundo solo económico donde impera la anomia social y donde no importan la degradación humana y ecológica.

A diferencia de la exuberante Extrema Derecha Política que conocimos en el siglo pasado, la EDE del siglo XXI tiene un eje determinante: la opacidad. Desde el anonimato, a través de un sujeto colectivo impersonal —los mercados— ha ido marginando la economía productiva en beneficio de la economía especulativa, dejando a millones de personas sin trabajo por el camino y tentando a empresas responsables a buscar salidas irregulares.

El circuito de esa EDE parece especialmente perverso: eliminación de regulaciones sociales, disminución de impuestos a la gente con mayores recursos, bendición de los paraísos fiscales, la corrupción y el fraude fiscal, rechazo de todo espacio público y desprestigio de la política. Desde Reagan a Clinton, desde Schröder a Merkel, desde Blair a Cameron o desde Aznar a Zapatero, todos parecen haberse arrodillado ante las exigencias de los mercados. En nombre del crecimiento ilimitado, dieron su apoyo incondicional a la economía especulativa desprestigiando la propia política y olvidando qué tipo de sociedad y qué tipo de progreso estaban potenciando.

Y aquí estamos, en un mundo narcotizado por el imperio de la codicia. Recordando a Erich Fromm, la cultura del tener desprecia los valores del ser. Así la EDE se encarga de recordar a quien fomente cualquier otro valor que no sea el del dinero (esfuerzo, responsabilidad, honestidad, cultura) que eso de los valores éticos (solidaridad, generosidad, sensibilidad, empatía) es cosa de ingenuos. ¿Esa es la sociedad que queremos?

La gran fuerza de esa EDE estriba en su convicción de que todos somos rehenes (con síndrome de Estocolmo) de la cultura hegemónica del dinero a la que hemos ayudado a contribuir con nuestras acciones o silencios. La EDE es consciente [de] que con la adoración a la cultura del dinero abríamos la puerta al individualismo más feroz y al consumismo más voraz. Detrás de esa puerta se escondían impagos, frustraciones, depresiones, insolidaridad, vacío personal y, sobre todo, mucho miedo (hipotecas, desempleo, inseguridad). Y el miedo provoca parálisis personal y desmovilización social.

Estamos ante una encrucijada esencial. Ahora más que nunca hemos de tener coraje para mirarnos al espejo y ver qué estamos dispuestos a hacer, como sociedad y como personas. Nos necesitamos todos y necesitamos lo mejor de la política. Si reconocemos el origen ideológico de la crisis, podremos analizar ideológicamente las salidas y debatirlas políticamente. ¿Acaso no fue ideológico permitir al mundo financiero la brutal irresponsabilidad de las hipotecas basura que ha originado esta crisis mundial? ¿Y las soluciones posteriores a Lehman Brothers? ¿No actúan ideológicamente las agencias de calificación y los tecnócratas?

[...]>>
Jordi Muixí Rosset
 [He suprimido el último párrafo, en el que el autor se pone poético y no esboza más que una metáfora sin verdadero contenido]

sábado, 3 de marzo de 2012

Una a derechas

Mariano Rajoy, presidente del gobierno, anunció ayer que el objetivo del déficit del estado español para este año será del 5,8% del PIB, en lugar del 4,4% pactado por el gobierno anterior con la Unión Europea, aparentemente sin haberlo "consultado" o "discutido" con Bruselas. Si su decisión es férrea, como parece que es, esto significa dos cosas en la práctica: que este año los españoles sufriremos un recorte de 15 mil millones menos de lo esperado (la cantidad no es irrisoria: el recorte que hizo Zapatero en pensiones y sueldos de funcionarios ascendió a esa cifra, y lo realizó en un año y medio) y que Rajoy, para mantenerse firme, va a sufrir muchos quebraderos de cabeza y va a tener que luchar a brazo partido con la UE, que ya ha anunciado a través de su comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, que los países vulnerables ante los mercados como es el caso de España deben cumplir con los objetivos de déficit (también los intermedios, no solo los finales).
Por una vez el gobierno deja de ver el país como una macroempresa en la que lo importante es la eficiencia y la competitividad dentro de un mercado mayor. Por una vez Rajoy se demuestra sabedor de gobernar a personas y no a máquinas de fabricar churros, modificando además su postura anterior: el 23 de enero todavía mantenía, ante su propio partido, que el objetivo del déficit era irrenunciable. Este cambio de criterio puede obedecer a su propio raciocinio o a haber escuchado el clamor de las voces discordantes, ya sea la de Cristóbal Montoro, su ministro de Hacienda, la de Alfredo Pérez Rubalcaba, que ha llevado por bandera este propósito desde que elaboró su programa electoral, o la de sus ciudadanos, que ya tienen bastante con lo que les va a caer con el recorte desde el 8,5% (si es que esta cifra es cierta, habrá que esperar el desglose detallado) hasta el 5,8%. En cualquier caso, es un acto que le aplaudo sin ambages. Le deseo convicción en que está haciendo lo correcto, coraje para embestir con su decisión hacia adelante y mano izquierda para endulzarle el mal trago a Bruselas, y sus consecuencias a nosotros.